14 abr 2015

LUNES DE AGUAS Y EL PADRE PUTAS

Una de las pequeñas fiestas, o grandes, única y exclusiva que se celebran año tras año en la provincia de Salamanca, vinculadas a una historia carnal que se remonta al año 1543, es el "Lunes de Aguas.

Ni el mismo rey Felipe II podría imaginarse que el "Lunes de Aguas"  es uno de los días más esperados por los estudiantes que celebran el día de regreso de las prostituras a intramuros.

Cuatro personajes entran en acción: Felipe II, Los estudiantes de Salamanca, las prostitutas y el Padre Putas.



La Ciudad de Salamanca era una ciudad de merecida importancia ya que  en el año que ocurren los acontecimientos, año de 1543 ( S.XVI ), la Universidad tenía entre seis y siete mil estudiantes matriculados. Es evidente que en una población de unos veinte mil habitantes, de aquel entonces, la amalgama del ambiente universitario con la distinguida y señorial ciudad arrojaran un resultado lujurioso en el que las prostitutas jugaban un importante papel.

Al llegar a Salamanca el joven rey tan solo tenía 16 años, el  protector de la moral y de las almas, para casarse con María Manuela de Portugal, y encontrarse tanta animación e inmoralidad, estupefacto del ambiente reinante decreta que desde el "Miércoles de Ceniza" hasta  el siguiente Lunes de Pascua,  las prostitutas sean apartadas de la ciudad durante toda la cuaresma para controlar la paz y el sosiego que la pascua debería tener y así los ciudadanos se centraran más en los ritos cuaresmales.

Surge la figura del Padre Lucas cuyo nombre fue degenerando con el paso del tiempo a Padre Putas ya que este cura acompañaba a las cortesanas al barrio del Arrabal, al otro lado del Tormes.

El Lunes de Aguas, el lunes siguiente al Lunes de Pascua, los estudiantes acudían al Tormes para recibir a las prostitutas que atravesaban en barca desde del otro lado del rio, con sabrosas viandas, ( lomo, chorizo, jamón) acompañados con música y sobre todo mucho estado de ánimo ya que se les había privado de los placeres carnales durante casi dos meses. Esta tradición se celebra hoy junto  a familiares y amigos que van al campo o la misma ribera del Tormes a degustar el típico hornazo.